Asociación de la hidroxicloroquina y la azitromizina
La asociación de la hidroxicloroquina y la azitromizina no mejora la supervivencia del paciente con COVID-19
Hace escasos días hablamos nuevamente de la asociación de la hidroxicloroquina y la azitromizina en el tratamiento de la infección por el “severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 (SARS-CoV-2), en adelante COVID-19.
Todo este affaire se inició por un pequeño estudio francés de Gautret P et publicado en el Int J Antimicrob Agents el 20 de marzo (al inicio de la epidemia), que tuvo un gran impacto a nivel de los medios de comunicación y que ha servido de argumento a nivel político para generalizar la utilización de estos fármacos. Y es que este estudio sugirió que la asociación de hidroxicloroquina y azitromizina se relacionarían significativamente con una reducción o desaparición de la carga viral en pacientes con COVID-19 positivo. Una molécula al parecer reforzaría a la otra. Como comentamos dicho estudio tuvo problemas éticos, datos confusos, variables confusoras no tenidas en cuenta y una revisión por pares apresurada y conflictiva, lo que le llevó no pocas críticas.
Tras este, otro estudio de Mercuro NJ et (01 de mayo) que comentamos, evaluó si esta asociación podría tener efectos secundarios graves relacionados con la prolongación del espacio QT en el electrocardiograma (ECG) en pacientes tratados con ambos fármacos en asociación en la infección por COVID-19. Pues estos efectos eran de alguna forma conocidos en ambos fármacos, independientemente de esta enfermedad. Se trató de un estudio retrospectivo de pacientes ingresado en el Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston (Massachusetts). Todos ellos eran pacientes ingresados que recibieron al menos una dosis de hidroxicloroquina mientras estaban ingresados y tenían menos un resultado positivo del PCR (polymerase chain reaction) para el COVID-19. El espacio QT se prologó en aquellos que tomaban hidroxicloroquina para el tratamiento de la neumonía por COVID-19 un espacio que aumentó aún más si concomitantemente se les asoció azitromicina.
Comenté que la duda permanecía en mi opinión, si el efecto de estos fármacos era sobre pacientes infectados con COVID-19 o en pacientes en general, como un efecto secundario más de estos fármacos. Se comentó que existiría una cardiotoxicidad aumentada de estos fármacos en los pacientes con COVID-19, pero se echaba en falta un grupo control sin la enfermedad.
Hay que decir que en 4 semanas el 23% (que no es desdeñable) de aquellos que estaban tratado con hidroxicloroquina sola o en asociación con azitromicina tuvieron cambios de QT iguales o superiores a 60 milisegundos.
*En este caso la noticia es que un estudio multicéntrico e importante en cantidad de pacientes (alrededor de 100.000) que ha estudiado si la hidroxicloroquina sola o en asociación con la azitromicina es efectiva en el tratamiento de la infección por COVID-19; básicamente analizó la asociación de dicho tratamiento con las muertes intrahospitalarias, y secundariamente la aparición de arritmias ventriculares, ha sugerido que estos fármacos aumentarían la mortalidad en estos pacientes. Los resultados del mismo han instado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), leemos hoy en la prensa, a recomendar la suspensión temporal como media temporal de los estudios que de este estilo se estaban realizando al respecto.
Este gran estudio ha incluido a 671 hospitales de diversos países, aunque la mayoría de EEUU (65,9%), pero había de Europa (17,39%), Asia (7,9%)... y siguieron las directrices el Surgical Outcomes Collaborative americano según los postulados de la Guía de la US Food and Drug Administration (FDA) para estudios en la vida real. Por ello se transfieren y analizan todos los datos de cada entidad en intervalos regulares con el fin de evitar sesgos de selección y omisión de datos. El Surgical Outcomes Collaborative, a su vez sigue las pautas del US Agency for Healthcare Research and Quality. Con ello se garantizan la calidad de los resultados, aún siendo estudios observacionales.
Se incluyeron a pacientes ingresados, entre el 20 de diciembre del 2019 hasta el 14 de abril del 2020 y todos ellos tenían PCR confirmado. Se excluyeron a los pacientes que empezaron la medicación 48 horas tras el diagnóstico, que estuvieran en ventilación mecánica o si estaban recibiendo terapia mediante remdesivir.
Se definieron diferentes grupos, aquellos tratados con cloroquina sola, cloroquina con macrólido, hidroxicloroquina sola, y hidroxicloroquina con macrólido. Los pacientes que no recibieron ninguno de estos fármacos formaron el grupo control.
En total 96.032 pacientes (edad media de 53,8 años, 46,3% mujeres, 66,9% de raza blanca) ingresados con PCR positivo a COVID-19 fueron introducidos en el análisis. De éstos 14.888, 1.868 recibieron cloroquina, 3.783 cloroquina con un macrólido, 3.016 hidroxicloroquina y 6.221 recibieron hidroxicloroquina con un macrólido. Estos se compararon con 81.144 pacientes del grupo control que no tomaban estas sustancias. De todos ellos, 10,698 (11,1% fallecieron).
Teniendo en cuenta los diversos factores confusores (sea edad, sexo, raza, índice de masa corporal -IMC-, enfermedad cardiovascular -ECV-, diabetes -DM-, enfermedad pulmonar…) cuando se comparó la mortalidad entre el grupo control (9,3%) frente a la utilización de hidroxicloroquina (18,0%) el hazard ratio (HR) fue de 1,335 (IC 95% 1,223–1,457), con la hidroxicloroquina con macrólido (23,8%) HR 1,447 (1,368–1,531), la cloroquina (16,4%) HR 1,365, (1,218–1,531) y cloroquina con macrólido (22,2%) HR 1,368 (1,273–1,469), lo que mostraba un incremento de la mortalidad en los pacientes si ingerían estos fármacos.
En cuanto a las arritmias comparadas con el grupo control (0,3%), la hidroxicloroquina (6,1%) HR 2,369 (1,935–2,900), la hidroxicloroquina con macrólido (8,1%) HR 5,106 (4,106–5,983), la cloroquina sola o asociada a macrólido, estuvieron asociadas de manera independiente a la aparición de arritmias ventriculares nuevas durante el ingreso.
Concluyen, que de la comparación de 15.000 pacientes con COVID-19 en tratamiento con cloroquina o hidroxicloroquina solo en combinación con macrólidos (azitromicina o claritromicina) frente a 80.000 pacientes controles, la utilización de estos fármacos no mejora la evolución de estos enfermos y están asociados a una menor supervivencia (exceso de mortalidad entre el 34 y el 45%) y mayor frecuencia de arritmias ventriculares (hasta 5 veces mayor riesgo). A si mismo se asoció a la mayor duración de la estancia hospitalaria.
Sería el mayor estudio al respecto se ha hecho hasta el momento.
Con todo, no responde a la pregunta si en pacientes leves (no ingresados) estos fármacos mejorarían el pronóstico o si podrían tener algún efecto preventivo del contagio como así el comportamiento del presidente Donald Trump parece sugerir.
Coronavirus: WHO halts trials of hydroxychloroquine over safety fears. BBC 25 May 2020