Hoja de ruta para la reapertura
Respuesta nacional al coronavirus: una hoja de ruta para la reapertura
Este informe proporciona una hoja de ruta para navegar a través de la actual pandemia de COVID-19 en los Estados Unidos. Esboza instrucciones específicas para adaptar nuestra estrategia de salud pública a medida que limitamos la propagación epidémica de COVID-19 y podemos hacer la transición a nuevas herramientas y enfoques para prevenir una mayor propagación de la enfermedad. Describimos los pasos que se pueden tomar a medida que la transmisión epidémica se controla en diferentes regiones. Estos pasos pueden pasar a herramientas y enfoques que se dirigen a las personas con infección en lugar de tácticas de mitigación que se dirigen a poblaciones enteras en regiones donde la transmisión es generalizada y no controlada. Sugerimos hitos medibles para identificar cuándo podemos hacer estas transiciones y comenzar a reabrir América para empresas y familias. En cada fase, describimos los pasos que el gobierno federal, en colaboración con los estados y los socios de salud pública y atención médica, deben tomar para informar la respuesta. Esto llevará tiempo, pero la planificación de cada fase debe comenzar ahora para que la infraestructura esté en su lugar cuando llegue el momento de la transición. Los hitos y marcadores específicos incluidos en el informe para la transición de nuestras respuestas son juicios basados en nuestra comprensión actual, con el objetivo de facilitar un camino efectivo hacia adelante. La epidemia está evolucionando rápidamente, y nuestra comprensión de las mejores respuestas también evolucionará. El amplio conjunto de tareas descritas aquí requiere y recibirá atención continua y de alto nivel, y debe actualizarse y refinarse a medida que se disponga de evidencia, contexto e ideas adicionales sobre la epidemia. Para alejarnos gradualmente de la dependencia del distanciamiento físico como nuestra herramienta principal para controlar la propagación futura, necesitamos: Nuestro enfoque gradual depende de nuestra capacidad de agregar y analizar datos en tiempo real. Para fortalecer nuestro sistema de vigilancia de salud pública para dar cuenta de la propagación sin precedentes de COVID-19, necesitamos aprovechar el poder de la tecnología e impulsar recursos adicionales para nuestros departamentos estatales y locales de salud pública, que están en la primera línea de identificación de casos y seguimiento de contactos. Finalmente, debemos expandir nuestras inversiones en investigación y desarrollo farmacéutico en COVID-19 y promover el despliegue rápido de diagnósticos efectivos, terapias y eventualmente una vacuna. Disminuya la velocidad de propagación en la Fase I. Esta es la fase actual de respuesta. La epidemia de COVID-19 en los Estados Unidos está creciendo, con transmisión comunitaria en todos los estados. Para frenar la propagación en este período, 1 escuelas están cerradas en todo el país, se les pide a los trabajadores que hagan su trabajo desde casa cuando sea posible, se cierran espacios de reunión comunitaria como centros comerciales y gimnasios, y se les pide a los restaurantes que limiten sus servicios. Estas medidas deberán estar vigentes en cada estado hasta que la transmisión se haya ralentizado considerablemente y la infraestructura de salud se pueda ampliar para manejar de manera segura el brote y atender a los enfermos. Reapertura Estado por Estado en la Fase II. Los estados individuales pueden pasar a la Fase II cuando pueden diagnosticar, tratar y aislar de manera segura los casos de COVID-19 y sus contactos. Durante esta fase, las escuelas y las empresas pueden reabrir, y gran parte de la vida normal puede comenzar a reanudarse en un enfoque gradual. Sin embargo, algunas medidas de distanciamiento físico y limitaciones en las reuniones todavía tendrán que estar en su lugar para evitar que la transmisión se acelere nuevamente. Para los adultos mayores (mayores de 60 años), aquellos con condiciones de salud subyacentes y otras poblaciones con mayor riesgo de COVID-19, continuará limitando el tiempo en la comunidad será importante. La higiene pública mejorará notablemente, y las limpiezas profundas en espacios compartidos deberían volverse más rutinarias. Las superficies compartidas se desinfectarán con mayor frecuencia, entre otras medidas. Además de las intervenciones basadas en casos que identifican y aíslan más activamente a las personas con la enfermedad y sus contactos, inicialmente se le pedirá al público que limite las reuniones, y a las personas inicialmente se les pedirá que usen máscaras faciales no médicas mientras estén en la comunidad para reducir su riesgo de diseminación asintomática. A los enfermos se les pedirá que se queden en casa y busquen pruebas para COVID-19. Las pruebas deberían hacerse más generalizadas y rutinarias, ya que los diagnósticos en el punto de atención se implementan por completo en los consultorios médicos. Si bien nos enfocamos en la reapertura de actividades estado por estado de manera responsable y en base a los datos de vigilancia, observamos que los estados pueden avanzar a nivel de condado o regional si estas condiciones varían dentro del estado y esa coordinación en la reapertura entre estados que compartir regiones metropolitanas será necesario.